Centro histórico de Manresa

Con más de mil años de historia, Manresa reúne un importante patrimonio cultural, que incluye desde restos del recinto amurallado y una basílica gótica hasta casas modernistas. Para conocer su pasado medieval, la singular calle del Balç es un magnífico punto de partida: de piedra, estrecha, cubierta y sinuosa, transporta al visitante al siglo XIV y brinda una experiencia esencial, puesto que es la única calle de Manresa que penetra en la roca. 

Además, en sus laterales, acoge los bajos de las calles sobrepuestas a la plaza Mayor, a las que también se podía acceder desde la calle Sobrerroca. Estas construcciones han originado el mito de una ciudad subterránea, con pasillos que conectaban con la torre de Santa Caterina, una leyenda que todavía dota de más personalidad a la calle.

Para sumergirse de lleno en el ambiente de la Edad Media, conviene visitar el centro de interpretación de la calle del Balç, ubicado en un antiguo casal. El equipamiento presenta un montaje multimedia que explica este conjunto patrimonial único y permite conocer cómo era la Manresa del siglo XIV a través de una visita narrada por el rey Pedro III el Ceremonioso.

El centro de Manresa esconde más recuerdos medievales, si bien no son fáciles de descubrir. Por ejemplo, para acceder a la calle En Botí desde la calle Sant Miquel hay que pasar bajo un arco gótico, y en la vivienda situada encima se conserva un ajimez, un elemento que todavía hace más especial este rincón medieval de la ciudad.

La torre del portal de Sobrerroca es otro vestigio medieval de interés. Situada al inicio de la calle Sobrerroca, era clave en el sistema defensivo de las murallas y es uno de los pocos elementos militares que aún se mantiene en pie. De hecho, es la única torre de las murallas que se conserva a día de hoy. Construida en el siglo XII, formaba parte del segundo circuito de murallas e iba acompañada de una torre gemela, que estaban unidas por un arco superior, formando el llamado portal de Sobrerroca.

Más reciente es uno de los monumentos más icónicos de Manresa: la basílica de la Seu,  situada en la cima del Puigcardener. Aunque se tiene constancia que en este emplazamiento hubo un primer edificio de culto desde el siglo IX y también una iglesia románica del siglo XII, la actual basílica no se construyó hasta el siglo XIV, siguiendo un proyecto del arquitecto Berenguer de Montagut. Considerada uno de los mejores ejemplos de gótico catalán, es de visita obligada, como también lo es el Museo Comarcal de Manresa, que cuenta con una relevante colección de cerámica del siglo XIV, entre otros reclamos.

¿Lo sabías?

En la época medieval, Manresa se convirtió en lugar de residencia de la nobleza local, con estirpes como los Peguera. Nobles y burgueses vivían en la calle Sobrerroca, considerada entonces la principal vía de la ciudad. En cambio, la calle del Balç presentaba un ambiente más popular y gremial.


Más información:

Manresa Turismo
Calle del Balç
Basílica de la Seu de Manresa
Museo Comarcal de Manresa

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