Y, ¿quiénes somos nosotros que nos atrevemos a descubrirte nada? Somos Sara y JAAC, una italiana y un madrileño enamorados de la provincia de Barcelona y autores del blog de viajes Salta Conmigo, donde encontrarás artículos sobre la provincia y también sobre el resto del mundo.

El castillo de Santa Florentina, modernismo medieval y fantástico

¿Cómo puede un castillo edificado sobre una domus romana ser modernista? La pregunta tiene todo el sentido, porque el castillo de Santa Florentina se completó – en el sentido de que se le fueron añadiendo murallas y torres desde su construcción en el siglo XI – en el siglo XIV. Y, obviamente, en ese momento, el modernismo ni existía ni se le esperaba.

La respuesta corta es que el castillo llegó a manos de la familia Montaner en el siglo XVl y uno de sus herederos, a finales del siglo XIX, encargó a su sobrino la rehabilitación. Puede que ya te hagas una idea. Sí, su sobrino era el famoso arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner.

El modernismo, con sus referencias a la Edad Media, encontró su lugar en un edificio en el que no había que simular antigüedad y en el que las piedras eran, de verdad, medievales. Vidrieras, torreones, mosaicos de trencadís, techos de artesonado de madera, un baño con agua corriente, un salón del trono...

Si los localizadores de exteriores de la HBO se acercaron a Canet de Mar y decidieron que el castillo de Santa Florentina se convertiría en Colina Cuerno –o Horn Hill–, la casa de los Tarly en Juego de Tronos, ¿no te vas a acercar tú?

La Casa Coll i Regàs, la perla modernista de Mataró

El tercero en discordia de la Manzana de la discordia de Barcelona nació en Mataró y también allí dejó su huella. Hablamos de Josep Puig i Cadafalch y de la Casa Coll i Regàs. Como el resto de casas modernistas, toma su nombre de quien la pagó. En este caso, el señor Coll i Regàs, un burgués del sector textil. Es posible que la fachada te recuerde a la de la Casa Amatller de Barcelona, con el remate en forma piramidal sobre su balcón. No es que Puig i Cadafalch se copiara a sí mismo, es que las dos se construyeron al mismo tiempo.

La amplitud de espacios de la planta noble, con una gran claraboya para llevar luz natural a todas partes, es la culminación de los principios higienistas del modernismo. Para conseguir que el aire pudiera fluir con facilidad, no construyó paredes sino que creó las habitaciones a base de grandes puertas. Aunque lo que más nos llamó la atención fueron las referencias mozárabes del comedor y las libélulas del techo. ¡Fíjate en todos los detalles!

Por cierto, no creas que el señor Coll i Regàs se cuidaba poco. La casa contaba con electricidad y agua corriente –de hecho, tenía un lavamanos visible casi desde la puerta principal para que a nadie le pasara por alto– además de calefacción central con calderas en el sótano. Las referencias antiguas estaban bien, pero tampoco había que vivir en el pasado.

La casa todavía está siendo restaurada y es visitable desde 2017.

La Casa de les Aigües de Montcada i Reixac, modernismo industrial

El modernismo no solo se empleó para construir casas de burgueses. El Palau de la Música Catalana o la Sagrada Familia son ejemplos de ello. Pero ¿modernismo en un entorno industrial en el que solo los trabajadores podrían “disfrutarlo”? Puede parecer innecesario, pero recuerda que la higiene era un pilar de este estilo de arquitectura y ¿dónde podía hacer más falta que una fábrica?

Así que sí, también hay modernismo industrial y la Casa de les Aigües de Montcada i Reixac es la prueba fehaciente de ello. El edificio que construyó Antoni Rovira i Trias sobre las máquinas de vapor que extraían el agua del río Besós está decorado con mosaicos de trencadís que representan el ciclo del agua, desde las nubes hasta el filtrado en el suelo pasando por la lluvia y los ríos, azulejos blancos y metal bruñido. Te va a costar imaginar el aspecto que debía tener la nave con las máquinas en funcionamiento, con el ruido, el humo de los hornos que generaban el vapor o la grasa que mantenía las piezas móviles salpicando las paredes.

La casa del maquinista, que vivía con su familia porque siempre tenía que haber alguien de guardia en el caso de que hubiera algún problema, sí parece más propicia para el modernismo que la sala de pozos o la de máquinas y calderas. Más que nada, porque solo una zona de la casa era vivienda y el resto era donde se celebraban las recepciones oficiales.

No te pierdas la visita guiada a un modernismo industrial y diferente.

Los jardines Artigas, Gaudí en la Pobla de Lillet

Antes de que el señor Güell encargara a Gaudí la creación del Park Güell, el arquitecto ya había hecho sus pinitos con el paisajismo. En la Pobla de Lillet se encuentran los jardines Artigas, su primer acercamiento a la naturaleza. No dejarás de encontrar referencias religiosas, como los símbolos de los cuatro evangelistas repartidos por el jardín, junto con puentes sobre el cauce del río, torres y fuentes.

Un jardín que parece el resultado de un sueño. Una mezcla de paisaje y de edificación, pero una edificación casi sin rematar, como esbozada para no quitarle protagonismo al verde.

¿Te animas a ir en busca de un modernismo más desconocido en la provincia de Barcelona?